jueves, 15 de abril de 2010

Llegada y ocupación por parte de los españoles a Venezuela

Los primeros arribos a tierras venezolanas

Entre 1498 y 1501, un conjunto de navegantes al servicio de los Reyes Católicos (Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón) recorrieron las costas venezolanas. Algunos de ellos fueron tan importantes como Cristóbal Colón, en cuya expedición los europeos avistaron por primera vez las tierras venezolanas; o como Américo Vespucio, en cuyo honor se nombró «América» al continente. A estos recorridos, que permitieron el conocimiento geográfico del territorio venezolano por parte de los europeos, se les llama viajes de exploración.


El tercer viaje de Colón. Después de haber intentado llegar en dos ocasiones hasta lo que él creía que podían ser las Indias, Cristóbal Colón emprendió su tercer viaje, en 1498. Partió con seis navíos desde Sanlúcar de Barrameda (España); la flota hizo escala en la isla de Madeira y en La Gomera (Islas Canarias), donde se dividió en dos: tres navíos se dirigieron a la isla de República Dominicana/Haití (llamada en aquel entonces La Española) y las otras tres embarcaciones, en donde viajaba Colón, bajaron hasta el archipiélago de Cabo Verde y de allí llegaron a las costas venezolanas, pasando entre el golfo de Paria y la isla de Trinidad el 1 de agosto. El día 3 desembarcaron algunos de los marinos en la costa venezolana, específicamente en Macuro, y Colón denominó a este territorio «Tierra de Gracia», ya que por su belleza pensó que había llegado al paraíso terrenal. Finalmente partieron a «La Española» para encontrarse con la otra parte de la expedición.

Los viajes de Alonso de Ojeda.

Este soldado acompañó a Cristóbal Colón en su segundo viaje (1493). En 1499 recorrió toda la costa venezolana, desde la desembocadura del río Esequibo hasta el golfo de Venezuela. En este viaje también iba Américo Vespucio, quien se hizo tan célebre con sus narraciones de los viajes, que a la larga, según algunos escritos, el continente fue bautizado América en su honor. Cuentan las crónicas que Vespucio, al ver los palafitos aborígenes en el lago de Maracaibo, se acordó de Venecia, por lo que llamó al lugar «Venezuela», es decir, pequeña Venecia. Sin embargo, algunos investigadores afirman que el nombre de Venezuela es de origen indígena, cuyo significado es «agua grande». En 1502 Ojeda volvió a estas tierras, ahora con el cargo de gobernador de Coquivacoa, primera provincia creada por España en el territorio venezolano, ubicada en la Guajira.

Los viajes de Cristóbal Guerra y Alonso Niño.

Ambos recorrieron las costas orientales de Venezuela. Lamentablemente, la violencia contra los indígenas se hizo presente en sus viajes y muchas de las poblaciones aborígenes fueron saqueadas. También encontraron una gran riqueza perlífera que ya Colón había visto. Sus noticias fomentaron la Conquista.

LA CONQUISTA

A qué nos referimos con la Conquista

La Conquista fue el proceso mediante el cual España ocupó el territorio de lo que hoy llamamos Hispanoamérica, para luego someter a sus pobladores aborígenes a la autoridad del Estado español e implantar una sociedad y una cultura de acuerdo con sus intereses y creencias. La conquista violenta, centrada en la derrota militar de los aborígenes, y la conquista llevada a cabo por las órdenes religiosas en las misiones, representaron dos caras de una misma dinámica de ocupación espacial. Este proceso significó también el sometimiento de los grupos aborígenes y la implantación de una nueva sociedad. En Venezuela, la Conquista comenzó en el siglo XVI y se extendió hasta la primera mitad del siglo XVII.

La Sociedad Colonial

Características de la sociedad colonial

De España a América se trasladó una sociedad jerarquizada, dividida en diferentes estratos o grupos. En un comienzo -y para proteger a la cada vez más disminuida población indígena-, la sociedad colonial se dividió legalmente en dos grandes grupos: la república de españoles y la república de indios. En la primera estuvieron incluidos los españoles peninsulares, los criollos y los mestizos legítimos (es decir, los hijos de españoles casados con mujeres indígenas). En la segunda fueron agrupados todos los nativos y sus curacas. En teoría, ambas comunidades debían estar separadas y tener sus propias autoridades y obligaciones, e incluso debían vivir en lugares distintos, pero en la práctica esto no fue así. Además, había una tercera categoría: la de los negros africanos, llegados a América en condición de esclavos. Hay que señalar que en estas divisiones no se contempló la aparición de castas, surgidas como resultado de la unión temprana de los tres estratos antes mencionados.

Los españoles ocupaban la cúspide de la pirámide social, aunque eran la minoría. Dentro de este grupo, los más privilegiados eran los encomenderos, hacendados, comerciantes, mineros y funcionarios. Además, estaban los nobles que venían con los virreyes, así como los altos funcionarios civiles y eclesiásticos. Los allegados a estas autoridades, también conocidos como paniaguados, eran los principales candidatos a recibir prebendas. Muchos de ellos se casaron con mujeres americanas y se establecieron en América. Poco después de la conquista se comenzó a distinguir a los españoles venidos desde Europa, llamados peninsulares o chapetones, de aquellos nacidos en América, los criollos. Esto originó después una fuerte rivalidad entre ambos sectores que se manifestó en conflictos por el poder y el prestigio social.

El segundo grupo dentro de la escala social era el de los indígenas. Si bien las leyes garantizaban que la «república de indios» estuviera situada inmediatamente después de la «república de españoles», como vasallos y tributarios de la Corona, en realidad los nativos -con excepción de sus curacas- fueron colocados al final de la pirámide social, incluso debajo de los nuevos grupos sociales. Entre los indígenas hubo dos tipos de actitudes: una minoría que se integró voluntariamente en la nueva sociedad y se hispanizó en la medida de lo posible, y una mayoría que se resistió a la aculturación, y se aferró a sus costumbres ancestrales, por lo que quedó automáticamente marginada.

La población de origen africano

Con los primeros españoles llegaron también los primeros africanos. El comercio de esclavos estuvo estrechamente relacionado con la caída demográfica de la población indígena y la necesidad de proveer a los virreinatos de mano de obra para el trabajo de las tierras. Los negros eran capturados por comerciantes portugueses en las costas de África y transportados a América en condiciones infrahumanas. Ya en el Perú, la mayoría de ellos, al no adaptarse a la altura de la serranía, se quedó en la costa para trabajar en las haciendas azucareras y algodoneras, o en el servicio doméstico. Muchos de ellos establecieron estrechas relaciones con sus amos, lo que se tradujo en un significativo número de manumisiones. También hubo rebeliones y huidas de esclavos: era el llamado cimarronaje. Los negros cimarrones vivían en palenques.

Los mestizos

Al inicio de la Colonia, la desproporción entre hombres y mujeres peninsulares fue muy marcada: había una mujer por cada diez hombres. Eso explica en parte el fenómeno del mestizaje, producto de la unión de varones hispanos y mujeres indígenas. Los mestizos conformaron el grupo social más rápidamente aculturado. No obstante, como la mayoría de ellos eran ilegítimos, fueron discriminados, lo cual produjo el desarraigo de estas personas, que no se identificaron con ninguno de los grupos de los que procedían.

Influencia de los indígenas en la cultura colonial

Los diversos pueblos que habitaron en el territorio de la actual Venezuela antes de la llegada de los españoles tenían sus propias costumbres y modos de vida, algunos de los cuales fueron adoptados por los conquistadores. Entre sus principales aportes destacan, en la alimentación, el empleo de la yuca, el maíz, la papa y otros productos que fueron incorporados a la dieta de los hispanos; y en la vivienda, sus métodos para construirlas con barro y palma fueron adoptados rápidamente por los conquistadores españoles. Destacó igualmente el empleo de métodos curativos empleados a partir del uso de plantas y animales; y en el campo de las artes plásticas, todo lo relacionado con el trabajo de cerámica, cestería, pintura y talla en piedra.